Duelo por suicidio. Acompañamiento y desafíos
El duelo por suicidio es una de las experiencias más complejas y dolorosas que puede enfrentar una persona, marcada por sentimientos de culpa, estigma y trauma. A diferencia de otros duelos, quienes enfrentan esta pérdida pueden sentirse aislados y con dificultad para procesar el dolor. Este artículo busca sensibilizar sobre el duelo por suicidio y ofrecer estrategias de acompañamiento para familiares y allegados.
¿Por qué el duelo por suicidio es diferente a los otros duelos?
El duelo por suicidio se caracteriza por su complejidad emocional. La culpa es un sentimiento recurrente, acompañado de preguntas sin respuesta sobre lo que pudo haberse hecho para evitar la pérdida. Además, el estigma social puede hacer que los dolientes se sientan juzgados o aislados. Otro aspecto clave es el impacto traumático. La muerte por suicidio puede generar síntomas de estrés postraumático, especialmente si el doliente fue testigo del evento o lo descubrió después. Estas particularidades pueden hacer que el proceso de duelo sea más prolongado y complicado que otros tipos de pérdida.
Mitos y realidades sobre el duelo por suicidio
Mito 1: “Yo pude haberlo evitado”
FALSO. El suicidio es un fenómeno complejo con múltiples factores biológicos, psicológicos y sociales. No es responsabilidad de una sola persona prevenirlo. Sentirse culpable es común, pero no significa que haya sido culpa del doliente.
Mito 2: “ Mejor no hablo de cómo murió”
FALSO. Evitar hablar del suicidio puede aumentar el aislamiento del doliente. Expresar la verdad con sensibilidad ayuda a procesar el duelo y a reducir el estigma en torno a esa pérdida.
Mito 3: “Hablar de suicidio puede incitar a alguien a hacerlo”
FALSO. Hablar de suicidio de manera responsable y sin sensacionalismo no lo fomenta, sino que abre espacios para la prevención y el apoyo. Ignorar el tema solo refuerza la desinformación y el silencio.
Mito 4: “El suicidio puede prevenirse, ya que es un acto impulsivo”
FALSO. Aunque en algunos casos parece impulsivo, el suicidio suele ser el resultado de un sufrimiento prolongado. La prevención es posible con el acceso oportuno a apoyo psicológico y redes de apoyo efectivas.
Mito 5: “Quienes se suicidan son muy valientes o muy cobardes”
FALSO. Etiquetar el suicidio como un acto de valentía o cobardía simplifica un problema complejo y puede generar más dolor en la persona en duelo. Es mejor hablar con empatía y centrarse en el impacto del sufrimiento emocional y la necesidad de apoyo.
Estrategias para afrontar el duelo y encontrar apoyo
– Aceptar y expresar el dolor: llorar, escribir o hablar ayuda a procesar la pérdida.
– Desmitificar la culpa: recordar que el suicidio es multifactorial y no responsabilidad del doliente.
– Buscar redes de apoyo: consejería de duelo y grupos de apoyo brindan acompañamiento y herramientas emocionales.
– Honrar la memoria del ser querido: los rituales conmemorativos pueden ayudar en el proceso de sanación.
– Diario de monitoreo de duelo: llevar un registro escrito de emociones y pensamientos puede ayudar a identificar patrones de duelo y momentos de mayor vulnerabilidad.
– Reestructuración cognitiva: identificar pensamientos de auto-acusación y reformularlos de manera más compasiva y objetiva puede reducir la culpa y el sufrimiento emocional. Trabajar en cambiar las narrativas dañinas es clave para un duelo saludable.
El rol de la consejería de duelo en estos casos
La consejería de duelo ofrece un espacio seguro para procesar la pérdida y reducir el riesgo de duelo complicado. Técnicas como el diario de monitoreo de duelo, la reestructuración cognitiva y los rituales terapéuticos pueden ayudar a gestionar la culpa y el trauma. Al aconsejar al doliente, es importante evitar estos errores comunes:
– Minimizar el dolor con frases como “Tienes que ser fuerte” ya que pueden invalidar los sentimientos del doliente.
– Evitar el tema por miedo a incomodar y el silencio pueden hacer que el doliente se sienta solo e incapaz de compartir su proceso.
– Juzgar la forma en que vive su duelo con frases como “Deberías salir más” o “Tienes que seguir adelante” puede generar presión y aumentar la sensación de incomprensión.
– Ofrecer soluciones rápidas o consejos no solicitados. En lugar de decir “Intenta distraerte” o “Piensa en lo positivo”, es mejor validar sus emociones y estar presente sin “arreglar” su dolor.
Si tú o alguien que conoces está en riesgo, busca ayuda. Hablar puede marcar la diferencia. Si deseas aprender más sobre cómo brindar acompañamiento en estos casos, te invitamos a inscribirte en el Diplomado en Tanatología y Consejería de Duelo de ITEDU.
La investigación y redacción de este artículo fueron realizadas por Sara Villacís, estudiante de psicología en la Universidad Anáhuac Cancún, con edición y supervisión de Bianca Ramírez, psicóloga especializada en terapia de duelo y directora de ITEDU.
Referencias bibliográficas
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